Cuando arrancaron los tests de pretemporada en el trazado de Sakhir una semana antes de iniciar la temporada con el Gran Premio de Bahrein 2023 todos vimos como el Aston Martin AMR23 parecía tener un buen ritmo en pista.
No era momento de lanzar los cohetes con las opciones del piloto asturiano, recién aterrizado en la escudería de Silverstone. Sobretodo porque en España estamos muy acostumbrados a ver brotes verdes en cualquier momento y lanzar las campanas al vuelo, o, siguiendo con el refranero, vender la piel del oso antes de cazarlo.
La pretemporada suele ser un mal momento para comparar monoplazas. Uno nunca puede estar seguro de cuanta carga de combustible lleva cada coche y que estaba probando en cada momento. Por no hablar de la diferencia de goma entre los compuestos de Pirelli, distintas condiciones de pista a lo largo del día o las decisiones sobre configuración aerodinámica y mapas de motor usados en cada momento.
Quizás una de las cosas que pueden hacernos pensar que el monoplaza va más o menos bien es lo cómodo que se pueda estar sintiendo cada piloto con su coche. No olvidemos que en la parrilla de la F1 tenemos, posiblemente, a los pilotos con más talento del mundo. Chicos que han estado subidos a un coche casi desde que eran bebés.
Y si hablamos de Fernando Alonso, con sus 41 años ya cumplidos, dos campeonatos del mundo y 359 Grandes Premios disputados hasta el momento, podemos decir con seguridad que si se le ve contento con el coche es una buena señal. Y eso fue esencialmente lo que ocurrió con Fernando Alonso y Aston Martin, tanto equipo como piloto parecían satisfechos con la información recabada durante los entrenamientos de pretemporada.
Primera carrera de 2023, las cartas sobre la mesa
Cuando, una semana después, nos dirigimos a los entrenamientos libres del GP Bahrein 2023, daba la sensación que el AMR23 tenía opciones. Todavía no se podía afirmar si el monoplaza verde sería un coche a la altura de las expectativas de Alonso, había que seguir siendo prudentes.
Todos podían estar guardándose algo para el momento de fuego real en clasificación y en carrera, pero los tiempos de los libres parecían reales. Más si tenemos en cuenta que sus rivales miraban con cierto temor ante lo que podrían dar de sí los Aston Martin.
Llegó la sesión de clasificación del sábado y Fernando terminó quinto. No era un mal resultado, pero quizás parecía que faltaba algo de ritmo en el AMR23; Lance Stroll terminó octavo. El Aston Martin parecía mucho menos fiero de lo que habíamos visto en pretemporada y en los libres. De nuevo, se asemejaba a aquellas temporadas en las que se había vendido mucho humo (sobre todo en la prensa española) sobre las opciones del bicampeón.
No es que fuese un mal tiempo, ni mucho menos, pero estaba a seis décimas del crono de referencia de Max Vertappen en la Q3, cinco décimas más lento que el otro Red Bull y dos y tres décimas más lento que los tiempos de los Ferrari que estarían por delante en la parrilla de salida.
La carrera del domingo empezó complicada para el bicampeón español, su compañero le tocó en la melé de la primera vuelta y le complicó la carrera con los dos Mercedes que venían con fuerza por detrás, fue incapaz de contenerlos y terminó relegado a afrontar una carrera para intentar cazarles.
Los adelantamientos a Hamilton y Sainz
Desde el muro de Aston Martin trabajaron duro para llevarle hacia la cabeza de carrera, estaban convencidos del potencial del coche e iban a luchar por ello. Desde el punto de vista de los aficionados que estábamos viendo la carrera resultó fantástico, el piloto español se vio obligado a trabajar su carrera y nos dejó un adelantamiento fantástico a Lewis Hamilton; incluso el piloto británico elogió a Alonso tras la carrera y se lamentó de no tener un poco más en su coche para poder disputar esa batalla.
El modo en el que Alonso pasó a Hamilton fue algo que ya pocas veces vemos en la F1. Ese tipo de luchar rueda a rueda donde la astucia del piloto, y saber leer bien la situación de carrera, le permite sacar la mayor ventaja. Dudo que Hamilton pensase que Alonso iba a tratar de pasar en la curva 10, no es una zona de adelantamiento para un F1, una curva donde estás frenando y girando con mucha carga. Pero Alonso sacó su magia mientras el de Mercedes se estaría preparando para una nueva batalla en la curva 4 que nunca llegó.
Tras pasar al heptacampeón, tenía por delante a su compatriota Carlos Sainz, tras el abandono de Charles Leclerc el único que se interponía entre él y el podio. Un lugar que no pisaba desde el Gran Premio de Qatar allá por noviembre de 2021.
Trataba de hacer lo mismo con Sainz, pero Carlos quiso proteger el movimiento resultado en un bloqueo de dirección para cubrir el interior de la curva, lo que dejó a Alonso la puerta abierta para salir con más tracción y el DRS para abrir hueco entre ambos sin que el Ferrari pudiese hacer nada por evitarlo.
¿Habría podio con Leclerc en pista?
Es complicado responder a esta cuestión, lo que parece bastante probable es que hubiese llegado para estar en disposición de atacarle. Estaba a 12 segundos de Leclerc cuando el monegasco tuvo que detener su Ferrari, y logró recortar ese tiempo a Sainz en lo que quedaba de carrera.
Bien es cierto que Alonso bajó el ritmo cuando llegó a la tercera posición, ante la imposibilidad de llegar hasta los Red Bull no había necesidad de castigar el AMR23 en lo que restaba de carrera. Algo que Sainz no pudo hacer porque Hamilton amenazaba por detrás con arrebatarle la cuarta posición.
De lo que no cabe ninguna duda es que el Aston Martin se mostró muy rápido en carrera y si Stroll no le hubiese golpeado en la vuelta uno habría sido una carrera más fácil para el asturiano. Pero las opciones de pasar a Leclerc al inicio de carrera eran complicadas, el monegasco salía con gomas nuevas y no se iba a dejar pasar por mucho ritmo que mostrase el Aston Martin.
El error de Stroll fue muy desafortunado para las opciones de carrera de su compañero, pero también demostró que el potencial de su coche es enorme. Tenemos que tener en cuenta que el canadiense llegó a esta carrera sin haber podido tocar el coche en pretemporada por la lesión, de la que todavía tiene que terminar de recuperarse. Veremos si puede encontrar más ritmo en su coche en las próximas carreras.
Todo esto hace pensar que el Aston Martin tiene mucho más que ofrecer en los próximos Grandes Premios. Y sobre todo veremos si lo vivido en Bahrein es fruto de una buena adaptación del monoplaza al trazado o tiene realmente opciones de hacer buenas carreras en cualquier tipo de pista.
Victoria 33 para Alonso
Es difícil tratar de predecir si Alonso tendrá oportunidad para lograr una victoria número 33. La última vez que le vimos en lo más alto del podio vestía de rojo, en el Gran Premio de España de 2013, hace ya una década de aquello, cuando terminó por delante del Lotus de Kimi Raikkonen.
De sólo nombrarlo parece que hablemos de otra época completamente diferente. Hoy no existe ni Lotus ni Kimi pilota un F1. Demasiado tiempo para un bicampeón que sigue con la misma pasión tratando de encontrar un coche que le permita luchar por un tercer campeonato, hace 17 años de aquel 2006 cuando se coronó bicampeón.
Pero antes de llegar ahí, esta temporada claramente no podrá ser, los Red Bull están en otra liga, hay que trabajar para luchar por una victoria. Sería la número 33 para el piloto español. Aston Martin han dado una base maravillosa para ello y parece probable que esté en disposición de romper una larga racha de sequía en lo más alto del podio.
Una cosa es segura: Fernando Alonso no ha perdido ni un ápice de sus habilidades o de sus ansias de victoria. Parece un chaval de 20 años recién llegado a la F1 y con ganas de comerse el mundo. Si eso lo unimos a su experiencia parece el caldo de cultivo perfecto para que llegue la 33.
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