Kevin Magnussen dice que no sintió “miedo” cuando corrió en Spa solo 24 horas después de la muerte del piloto de Fórmula 2 Anthoine Hubert.
Pero eso no significa que no haya sido profundamente afectado por la rara fatalidad.
Cuando se le preguntó sobre la admisión de Daniel Ricciardo de que consideraba no competir el domingo pasado, Magnussen dijo en Monza: “No tenía esos pensamientos”.
“Quería conducir, pero era claramente incómodo. Tengo miedo a la muerte, y no solo en un automóvil. No soy un completo idiota, aunque a veces me parezca a uno”, sonrió.
“Pero fue una locura la diferencia que tuve cuando me puse el casco y salí a la pista. Entonces estás en un estado especial donde no hay miedo”.
“Probablemente es algo a lo que nos acostumbramos y acumulamos durante muchos años. Simplemente apagas esa parte del cerebro. Estoy seguro de que algunos científicos podrán explicar lo que está sucediendo”.
Pero Magnussen también reconoció que la muerte de Hubert envió una onda expansiva arriba y abajo del paddock de F1, particularmente entre los pilotos que ahora corren nuevamente una semana más tarde.
“Simplemente no se espera en estos días”, dijo.
“Con Jules (Bianchi), eso pareció un accidente extraño y no murió en ese momento. Todos estaban más preparados. Golpeó un puto tractor de cabeza. Fue muy desafortunado”.
“Pero esto (Hubert) parecía un verdadero accidente de carrera, así que fue un recordatorio de que todavía es un deporte peligroso. Fue un gran shock”.
“Fue muy diferente y emocional. Piensas cosas que normalmente no piensas antes de una carrera”.
“Ver a la familia de Anthoine de pie con su casco, simplemente horrible. Espero no tener que volver a experimentar algo similar”, dijo Magnussen.