Canadá, la piedra en el zapato de Red Bull

Canada horquilla Gilles Villeneuve Montreal 2012Ni Mark Webber ni Sebastian Vettel han podido subirse a lo más alto del podio del mítico trazado Gilles Villeneuve, donde Fernando Alonso quiere quitarse otra espina.

Recordar la temporada 2011 de Fórmula 1 es, inevitablemente, poner en la mente la imagen de Sebastian Vettel en lo más alto del podio. Si movemos la película hacia 2012, quizá nos quedemos con Fernando Alonso o Lewis Hamilton levantando trofeos, aunque al final de nuevo el dedo índice del joven alemán fuera el triunfador.

Sin embargo, y pese a esos años de gloria para el líder de Red Bull, un circuito se le resiste: siete participaciones, tres podios y cero victorias. Como si de una irreductible aldea gala se tratase, el circuito de Montreal se mantiene imposible de conquistar para los pilotos del equipo que ha dominado con puño de hierro las últimas temporadas.

Sebastian Vettel no sabe lo que es ganar en suelo canadiense. De sus cinco particiones, su mejor resultado ha sido un segundo puesto, en 2011; lo demás: un octavo y dos cuartos puestos. Este es, sin duda, uno de sus trazados malditos, que tampoco se le da excepcionalmente bien a su compañero Mark Webber. El australiano, muy gris en las últimas carreras, sólo ha logrado aquí un podio, cuando fue tercero en ese 2011. Aquel día, el vencedor fue un Jenson Button que, salvo sorpresa, tendrá muy complicado repetir la hazaña dos años después.

Fernando Alonso, por contra, sí sabe lo que es ganar en el circuito nombrado en honor a una leyenda de Ferrari. El Gilles Villeneuve asistió a una victoria del asturiano en el ya lejano 2006, en el que fue el colofón a su mejor racha de podios consecutivos, quince, a sólo cuatro del récord histórico de 19 cajones que aún hoy ostenta, quién si no, Michael Schumacher.

El piloto español tuvo que esperar otros cuatro años para volver a beber del champán en los puestos de honor, hasta 2010. Y desde entonces sigue en blanco en Canadá. Aunque históricamente es un trazado que trae buenos recuerdos a los ferraristas -el primer ganador aquí fue el propio Gilles Villeneuve-, en las fechas recientes no se les ha dado excesivamente bien a los coches de rojo. Desde 2004 no se ha visto a un piloto de Maranello en lo más alto del podio. Aquel año el triunfador fue Michael Schumacher, que con siete es el corredor con más victorias aquí.

El piloto español tiene ante sí, tirando de tópico futbolístico, una final ante sí este fin de semana. En esa alternancia de carrera buena con carrera mala, en Canadá ‘le toca’ realizar una buena actuación. Si se cumple esta tónica que hemos visto en este 2013, Alonso puede dar un paso adelante en su incesante pelea por el Mundial… con permiso de Lewis Hamilton, Kimi Raikkönen y el propio Sebastian Vettel. Ahí es nada.

Los neumáticos siguen dando que hablar

Más allá de la historia, de las características propias de un trazado siempre emocionante y de una temporada en la que pocos se arriesgarían a dar como máximo favorito, incluso, al líder Vettel, en este Gran Premio el protagonista sigue siendo el mismo: Pirelli. El polémico test que realizó Mercedes en Montmeló sigue coleando, y la FIA ha prometido mano dura. La escudería de Brackley será llevada al Tribunal de la Federación para que respondan ante lo que, según muchos, es una flagrante infracción del reglamento. No así Ferrari que, a diferencia de Mercedes, ha sido exculpado por haber probado los neumáticos experimentales. El motivo: mientras que el monoplaza rojo usó un coche de 2011, la flecha plateada usó uno de este año. La polémica está lejos de resolverse, al menos, en este mismo fin de semana.

Mientras tanto, Canadá puede convertirse en un auténtico tablero de ajedrez. Pirelli ha llevado los compuestos medio -no blando- y superblando, bajo un argumento de seguridad. Ahora que están en el ojo del huracán, no quieren convertirse en protagonistas negativos de este fin de semana. Todo ello puede carecer de importancia si se cumplen las expectativas meteorológicas: la lluvia amenaza con hacer su triunfante aparición en la zona de Quebec a lo largo del sábado y del domingo. El precedente del Gran Premio de Canadá de 2011, cuando la lluvia provocó un parón que la convirtió en la carrera más larga de la historia.

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