David Coulthard se ha mostrado indignado porque la FIA no ha sancionado a Nelsinho Piquet tras el caso Singapur 2008. Para el piloto escocés Piquet tiene tanta culpa como el resto de implicados en el asunto.
Max Mosley, presidente de la FIA, le prometió inmunidad si contaba todo lo sucedido, y así fue, a pesar de haber confesado que se estrelló a propósito, con todos los problemas de seguridad que ello implica, tanto para él mismo como para los demás, no recibió sanción alguna.
Por mucho menos, cuando al Renault de Fernando Alonso se le escapó una tuerca en Hungría, estuvo a punto de quedarse fuera una carrera, y la escudería gala recibió una fuerte sanción económica.
Y lo peor del caso, es que las últimas noticias apuntan a que Nelsinho podría volver a la Fórmula 1 la temporada que viene de la mano de alguno de los nuevos equipos. Al igual que al ex piloto escocés, a mi me parece indignante.
“Me sorprendería si le veo de nuevo en la Fórmula 1. Su reputación está enturbiada y no creo que tenga una segunda oportunidad. Nelson tiene que asumir las responsabilidades de sus actos. Es muy fácil echar las culpas al jefe. Ha ido demasiado lejos”, comentaba David.
Es como si alguien comete un crimen, pero como ha confesado que lo ha hecho se libra de cualquier tipo de castigo. La confesión y arrepentimiento únicamente tienen cabida como atenuantes, pero nunca como resarcimiento por lo ocurrido. Tampoco es comprensible que la sanción a Renault no se ejecute si no vuelve a reincidir. Eso lo único que ha provocado es un daño tremendo a la Fórmula 1.
Este asunto lo único que demuestra es que Mosley quería la cabeza de Briatore antes de dejar su mandato al frente de la FIA. Flavio había sido uno de los más críticos con Mosley durante la lucha de poder que mantuvieron FIA y FOTA a principios del verano, cuando las escuderías amenazaron con montar un campeonato paralelo.